Diseñadores

Para mí, pintar y dibujar siempre ha sido un acto intuitivo, altamente autorreflexivo e íntimo.Al extraer imágenes, colores y símbolos de un pozo muy profundo dentro de mí, pinto para comprender mejor el proceso creativo y, al hacerlo, comprenderme mejor a mí mismo y al mundo por el que me muevo.Al tratar de visualizar lo que quiero decir con esto, siempre termino volviendo a la imagen de un camino largo y tortuoso que se adentra cada vez más en mi mente y mis experiencias.A lo largo del camino hay apariciones etéreas y de otro mundo, algunas que siempre han estado allí y otras que fueron conducidas allí por el viaje de la vida.Y así, mientras deambulo por el camino, encontrando cada sombra, cada presencia, entramos en una especie de conversación de baile.Es este diálogo el que finalmente se derrama sobre el lienzo.Trabajar en una serie de pinturas, porque siempre comienza con una pintura, fomenta una relación íntima entre mí y estas apariciones, donde cada pincelada y cada marca profundiza la discusión.Hasta que, finalmente, el trabajo cobra vida propia y, si escucha con atención, comenzará a contarle todos sus secretos y todas sus necesidades y deseos.De esta colaboración brota la inspiración y pronto los dibujos, las fotografías y los libros de artista comienzan a poblar el estudio.Todo este proceso es deliciosamente metafórico, completamente embriagador y se encuentra en la base misma de por qué hago arte.